viernes, 27 de enero de 2017

Conocimiento y grafía asombrosos

POR ALFONSO RODRÍGUEZ PULIDO

Apunte interior de viaje
en avión. A R P
Cuerpo de texto

Viajar...
¿Viajar? ¿A dónde? ¿Para qué? ¿Por qué dibujar mientras se viaja? ¿Qué impulsa la construcción de este instrumento: el cuaderno de dibujos de viaje, y cuál su apetencia actual para plantear estudios académicos? ¿La ausencia, en épocas anteriores, de otros instrumentos tecnológicos como cámaras fotográficas, resultó determinante para su uso?

Viajar es mover puntos de referencia, asistir a la percepción de impactos sensoriales, derivados del contraste del encuentro con el otro y la experiencia de lo arquitectónico en otro lugar. El viaje como evento formativo es esencialmente una ruta hacia uno mismo, un intento de re-conocerse en lo que percibimos de un territorio-arquitectura distinto a lo nuestro cotidiano. La experiencia vivida en el viaje y en la acción dibujante contribuye, siguiendo la sugerencia de Vigotsky, a la construcción imaginativa del sujeto (Vigostsky 2003,17), esta imaginación se utilizará, podemos afirmar desde aquí, en la formulación de proyectos futuros o en curso.

El dibujo de viaje es un instrumento intelectual que se ajusta a la necesidad del arquitecto: un expediente de casos, como en Willard de Honnecourt; un instrumento evocador, como en Le Corbusier; instrumento de huella disciplinar intensiva, como en Aalto. De cualquier manera que se interprete, el cuaderno de viajes es fundamentalmente un cuaderno de dibujos y el viaje no necesariamente será, entonces, un recorrido físico. Viajar emprendiendo hacia conocer, comprender, es quizá el motivo único del cuaderno de viajes y de la acción de dibujar.